La nostalgia: cuando pedir “calaverita” era una obra de teatro callejera

“¿No me da para mi calaverita?”. Esa era la frase que repetíamos de niños en nuestro pueblo de Veracruz. Llevábamos una grabadora con “La Llorona” o un tambor improvisado, y cantábamos coplas frente a cada casa. A cambio, nos daban monedas, mandarinas o pan de muerto. Era un ritual comunitario, donde todos se conocían y las puertas estaban abiertas.

Hoy, mis sobrinos —Leo de 8 años y Valeria de 6— solo conocen el “dulce o truco”. Sus disfraces son de superhéroe y princesa de hielo, y sus bolsas esperan chocolates importados. En una plática donde le contamos a los niños cómo eran las tradiciones en nuestra infancia, mi hermana, su madre, comentó: “Antes era más seguro. Ahora… ni loca los suelto en la calle y mucho menos de noche”.

El fantasma del miedo: por qué mi hermana casi les cancela Halloween

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El año pasado, a mi hermana le tocó vivirlo. Mientras acompañaba a los niños por su colonia, un grupo de jóvenes enmascarados —quizás solo bromistas— comenzó a seguirlos gritando “¡truco!” “¡truco!” de manera agresiva. Aunque no pasó a mayores, el susto fue suficiente para que este año anunciara:

“No saldrán. Mejor nos quedamos en casa."

Pero ver la cara de decepción de Leo y Valeria me partió el corazón. “¿Entonces por qué los demás sí van a pedir dulces, tío?”, me dijo Leo con los ojos brillando. Ahí supe que teníamos que encontrar una solución.

La solución: mi novia y yo nos convertimos en los “guardianes tecnológicos

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Mi novia, Ana, es fan de la tecnología. “Nosotros los llevamos”, le propuse a mi hermana. “Y no te preocupes: tenemos Movilidad Segura”.

Ana abrió la app de movilidad segura y nos mostró:

“Con la app, si sentimos peligro, presionamos el Botón SOS y al instante un equipo de seguridad especializado actúa para ayudarnos. Puedes ver nuestra ubicación en tiempo real desde la casa, siguiendo cada movimiento que hacemos. La app nos muestra las zonas seguras y nos alerta si nos acercamos a áreas de riesgo. Además, envía notificaciones automáticas si hay retrasos o cuando llegamos seguros a casa. Así todos estamos tranquilos.”

Mi hermana respiró aliviada. “No es vigilancia… es cuidado”, dijo Ana. “Como un ángel digital”.

La noche mágica: brujas, superhéroes y un botón SOS que nunca usamos (pero que nos dio mucha paz)

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Esa noche, los niños corrían entre casas decoradas con esqueletos y luces moradas. Ana y yo los seguíamos de cerca, pero sin ansiedad. Cada 15 minutos, mi hermana recibía una notificación automática de nuestra ubicación. En un momento, la app nos alertó sobre un bloqueo vial cercano: desviamos la ruta sin problemas.

Lo más emotivo fue cuando Valeria, recordando nuestras anecdotas de la infancia dijo frente a una casa: “¿No me da para mi calaverita?”. La señora sonrió y respondió: “Claro, mijita. ¿Y me cantas algo?”. Valeria entonó “Cielito Lindo” con voz temblorosa. Ahí vi cómo dos generaciones se encontraban en un mismo festejo.

El legado: por qué ahora mi hermana quiere la app para ella

Al regresar, los niños mostraban orgullosos sus bolsas llenas. Mi hermana ya nos esperaba con el altar hecho. Esa noche, entendimos que la tradición no se pierde: se adapta.

Luego de lo sucedido, mi hermana encontró una promoción del 10% en la inscripción anual, hoy, usa Movilidad Segura cuando sale del trabajo tarde o cuando va por los niños a la escuela. “Es como tener un guardaespaldas invisible”, dice.

La nueva “calaverita” es la protección

Halloween ya no es solo sobre dulces o disfraces. Es sobre cómo cuidarnos mientras creamos recuerdos. Movilidad Segura no es una app de vigilancia: es un puente entre la nostalgia y la modernidad, entre el miedo y la libertad.

Como dice Ana: “La mejor tradición es asegurar que las próximas generaciones vivan sus festejos con alegría y seguridad”.