Mariana siempre había amado noviembre. Ese mes en que las redes se llenan de ofertas, los chats familiares se vuelven catálogos ambulantes y las listas de deseos se actualizan como si fueran metas de vida. Desde que empezó a trabajar, el Ahorro sin fin se convirtió en su pequeño ritual anual: un nuevo celular, un electrodoméstico, un perfume que esperó meses para comprar.
Este año no sería diferente. Había hecho su lista desde octubre y ya tenía todo calculado: el refrigerador con 30% de descuento, los tenis en preventa y el boleto de avión a Mérida para cerrar el año con playa y sol.
El valor de cuidarte

Era su hermano. Había llevado a su primo al hospital por un dolor abdominal que terminó siendo apendicitis. Nada grave, pero sí costoso. “Nos cobraron más de ochenta mil pesos entre hospital y medicamentos”, dijo con voz cansada.
Mariana se quedó en silencio. Ochenta mil pesos. La cifra le dio vueltas mientras miraba su carrito de compras lleno de cosas que, de pronto, parecieron menos urgentes.
—¿Y si el verdadero Ahorro sin fin no es lo que compramos, sino lo que cuidamos?
Por curiosidad, abrió su laptop y buscó “Seguro de Gastos Médicos”. Le sorprendió encontrar WOOW, un marketplace de seguros en México. La página era distinta a lo que imaginaba: sin letras chiquitas ni pasos complicados, todo explicado de forma simple, con opciones que se adaptaban a distintos estilos de vida.
Cambiar la forma de pensar

Descubrió que existía un plan que cubría justo lo que su familia necesitaba: el Seguro de Gastos Médicos Hospitalarios.
—Nada raro —respondió sonriendo—, solo algo que nunca había considerado: asegurarme.
Mi hermana respiró aliviada. “No es vigilancia… es cuidado”, dijo Ana. “Como un ángel digital”.
Encontrar tranquilidad real

El viernes por la noche, mientras otros hacían fila por una pantalla, ella contrató su seguro en menos de cinco minutos. Fue tan fácil que sonrió frente a la computadora. Por primera vez, sintió que estaba comprando algo que realmente valía la pena.
Una semana después, recibió la confirmación por correo. Su carrito de compras se había transformado en algo distinto: una lista de autocuidado. Esa tarde, caminando con Andrés entre escaparates llenos de letreros rojos, él le preguntó:
—No —dijo con serenidad—. Pero compré algo mejor: la tranquilidad de saber que, si algo pasa, no tendré que preocuparme por cómo pagarlo.
Una compra con sentido
El Ahorro sin fin termina, las ofertas se van y las pantallas cambian de modelo cada año. Pero hay decisiones que no pierden valor, aunque pase el tiempo. Proteger tu salud es una de ellas.
Como Mariana, cada persona tiene un momento en el que comprende que cuidarse también es una forma de invertir. No porque la vida sea frágil, sino porque vale demasiado como para dejarla sin respaldo.
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