Día 1 – Ya lo pagué, ni modo

Me costó levantarme.

No emocionalmente. Físicamente. Literal. No quería levantarme de la cama.

Me vestí y desayuné con flojera (¿también se puede tener flojera de masticar?), y salí arrastrando los tenis nuevos. Por vergüenza. Porque ya pagué el mes. Porque me harté de no intentarlo. Porque, tal vez, solo tal vez, esta vez sí.

Entré al gym como quien entra a un velorio. Con respeto, con nervios y con la sospecha de que todo va a doler.

Día 2 – Me duelen hasta las uñas

Desperté como si me hubiera pasado encima toda la porra del América. No puedo subir escaleras sin que mis piernas chillen. Me arden los brazos al lavarme el cabello.

Me cuestioné todo: ¿vale la pena?, ¿qué estoy haciendo aquí?, ¿realmente necesito hacer más ejercicio?

Recordé que el coach me advirtió: "mañana te va a doler todo".

Spoiler: dolió.
Spoiler 2: no descansé. Solo me quejé todo el día, pero fui.

Día 3 – El coach ya ni me pela

Hoy regresé y el coach estaba ocupado con los que sí vienen diario.

Los fuertes. Los que no googlean "Cómo hacer bien una sentadilla".

Pensé en preguntarle si podía cambiar la rutina, pero me dio vergüenza. ¿Y si le molesta? ¿Y si me dice que eso ya lo explicó?

Mejor fingí que entendí todo. Abrí Tik Tok y busqué: "rutina fácil full body gym novato no te burles gracias". Encontré un video. Lo seguí. No sé si logré ganar músculo, pero ese influencer ganó un seguidor más.

Día 4 – Sin audífonos y menos ganas de estar aquí

Olvidé mis audífonos. Y sin música, ¿cómo pretenden que supere mi realidad?

Casi me rajo, pero me dije: "Ya pagaste. Ve."

Fui. Y el gimnasio sin música propia es peor que el metro en hora pico. Escuchas todo: los jadeos, los fierros, los gritos. Sentía que mi cuerpo temblaba y encima, tenía que escuchar al señor que puja haciendo bicep.

Yo solo pensaba: "No quiero estar aquí." Pero me quedé.

Día 5 – Lluvia y ganas de huir

Hoy llovió, y pensé: "No se puede con este clima", pero no llovía fuerte, solo lo suficiente para activar las excusas.

Me miré al espejo. Y no vi un cuerpo cambiado, vi uno cansado. Pero también uno que, a pesar de todo, sigue intentando.

Fui al gym. Por respeto a mí. Y a las metas que quiero alcanzar.

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Día 6 – Me tronó la rodilla. Literal.

Hoy iba a entrenar pierna otra vez. Pero en la segunda sentadilla sentí un "crack" y a mi rodilla diciendo: "hoy no, chiquis"

Me dio pena. ¿Cómo voy a decir que ya me lesioné si apenas llevo una semana? Preferí no decir nada. Solo cambié a hombros y brazos así de casual como me cambió mi ex (pero este ya es otro tema).

Hoy entendí que aún no estoy en forma, pero sí estoy en camino. Y eso ya me compromete a no renunciar.

Día 7 – Decidí darme el día

Hoy logré mi primera semana. La verdad no pensé que llegaría tan lejos. Me sigue doliendo la rodilla y tengo todo el cuerpo molido, más molido que los Pumas en el último campeonato.

Aún no tengo los brazos definidos. Ni menos panza, pero a estas alturas, siento que merezco un premio: una orden de taquitos al pastor con su piñita y una coca light para mantener el estilo de vida fitness.

Día 8 – Ahora me duele el hombro

Hoy me tocó hombro y ahora no puedo mover el cuerpo ¿QUÉ HICE MAL? ¿Serán mis primeras lesiones deportivas? Seguí paso a paso el video del TikTokero fit. Él lo hace ver fácil. Yo lo hice y ahora tengo el brazo tieso.

Le copié su rutina. Su estilo. Su cara de "esto no me cuesta nada".

Y ahora me siento como si me hubiera peleado con el Kemonito.

Update de mi rodilla: me sigue doliendo y ahora se hinchó.

Día 9 – Decidí probar algo nuevo: clase de cycling

Creo que fue suficiente con las pesas, así que decidí unirme a las señoras del cycling. Luces apagadas, música a tope, gente que gritaba feliz. Pensé, "qué tan difícil puede ser".

Fue más de lo que imaginé. No entendía nada, pero seguí. ¿Por qué? Porque al menos iba a subir una historia con la luz morada y la bici. Algo que me hiciera sentir parte de esto de la vida fit. Sudé como si me persiguiera el SAT, y ahora no puedo subir escaleras pero al menos ya me agregaron al grupo de Whats.

Día 10 – Me duele todo

Todo. La rodilla, otra vez. El hombro. La espalda… hasta las pestañas.

Esto no es para mí. Ya estuvo bueno. Regreso a las meditaciones de Tik Tok. Hasta aquí llegué.

Día 11 – ¿Y si esta vez me cuido de verdad?

Me tiré en el sillón y, como todo atleta frustrado con acceso a internet, me puse a buscar cosas como:

"Lesiones deportivas más comunes", "Me truena la rodilla en el gym ¿es normal?", y mi favorita: "Cuánto puede costar una lesión en la rodilla".

Ojalá no lo hubiera hecho, solo me asusté más cuando empecé a ver los precios. ¿Cómo que hasta MX $300,000 por una lesión de rodilla?

Y zaz. Como si el algoritmo supiera, me apareció un anuncio: "¿Te lastimaste en el gym?"

Pensé: "Pfff, seguro es otro influencer…". Pero no, era otra cosa, un seguro… ¿deportivo? ¿Eso existe?

Entré al link. Vi que desde MX$200 al mes tengo atención médica con especialistas del deporte, consultas de nutrición, cirugías, fisioterapia y aún había más: te cubre si te lesionas entrenando, compitiendo o en el traslado.

Imaginé todas las posibilidades, me vi yendo al tocho los domingos, jugando básquet con mis compas, squash después de la chamba, y hasta haciendo hiking, porque te protegen en 5 deportes distintos, con cobertura en caso de muerte o pérdida de sentidos (ojalá nunca, pero WOOW).

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Contraté el Seguro, lo hice desde mi celular, 100% digital. Después, por fin me animé a preguntarle al coach todas mis dudas. Y en este mar de excusas, lesiones, memes motivacionales y piernas adoloridas… Me siento listo para seguir.

Aunque todo me dice que no soy de gym… por primera vez, me siento seguro de que el deporte sí es para mí, porque ahora ya no hay nada que me detenga.

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